Por Jordi Damià, Profesor de Estrategia de Empresa en EADA y en la Universidad Politécnica de Cataluña, además de directivo especialista en procesos de transformación de empresas.
De cara al próximo ejercicio, muchas empresas han comenzado a elaborar ya el presupuesto para el siguiente año. Y en esa línea, se suele elaborar también un plan estratégico de la compañía con el fin de conseguir rentabilizar al máximo dichos presupuestos.
Al respecto, conviene destacar las que serían las 7 claves para que ese plan sea exitoso y se pueda mejorar el proceso y potenciar las oportunidades que existen en el mercado. A saber:
– Verlo como mejora de negocio
En muchas ocasiones, responsables de las empresas ven la realización de un plan estratégico como un proceso administrativo tedioso. Sin embargo, esto no debe verse así, sino que se trata de una oportunidad de mejora del negocio. El mercado está lleno de nuevas oportunidades y, actualmente, hay muchas empresas mucho más eficientes por repensar la forma de trabajar tradicional. Esto debe motivar al equipo y aprovechar el plan anual para aumentar la competitividad y eficiencia.
– No sobrestimar las fortalezas
Uno de los puntos débiles de muchas compañías es, precisamente, que piensan que sus fortalezas son muchas y las sobrestiman, porque seguro que las fortalezas no son tantas, o bien el mercado ha cambiado la forma en la que se trabaja. Pero lo cierto es que muchas empresas mueren por sobreestimar sus fortalezas. Y también es posible que el equipo no conozca todas las posibilidades que realmente existen.
– Identificar las oportunidades
Seguramente, existen muchas más oportunidades de las que se identifican. En este sentido, se trata de ser exhaustivo y localizarlas. Hoy en día, se puede vender a lugares en los que nunca se había imaginado y por métodos nuevos. Del mismo modo, los procesos tradicionales pueden ser mejorados en coste y en servicio a través de nuevas tecnologías.
– Conocer al consumidor
¿De verdad se conoce al consumidor? Esta es una de las principales cuestiones que debe plantearse la empresa. Por esto, es necesario tener información externa sobre cómo compiten otras empresas que ofrecen lo mismo, pero también es necesario conocer cómo han cambiado los hábitos de consumo en otros países, porque lo que pase a 10.000 kilómetros le puede pasar a usted mañana.
– No tener miedo al cambio
Son muchos los empresarios que tienen miedo al cambio y se escudan en frases como “esto siempre se ha hecho así”, “no se puede hacer de otra forma”. Este tipo de actitud es paralizante. Hoy en día, solo sobreviven los que cambian y, sobre todo, aquellos que son capaces de anticipar el cambio.
– No subestimar el talento del equipo
La clave está en buscar el alineamiento y que el máximo número de personas del equipo participe en la identificación de oportunidades de mejora. No hay que subestimar el talento del personal de la empresa, pues cada persona puede aportar ideas de mejora en procesos, ventas o reducciones de costes, etc. Hay que aprovechar ese talento y transformarlo en posibles proyectos u oportunidades para llevar a cabo.
– No tener miedo a cambiar de estrategia
Es necesario ser ambicioso con el futuro y es positivo definir un método de seguimiento que permita comprobar de forma inmediata si se cumplen las expectativas. No hay que tener miedo a cambiar la estrategia si no es la adecuada; el buen líder sabe cambiar a tiempo.
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