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Políticas de hábitos saludables y atracción y retención del talento

Por   /   20 marzo, 2019  /   Sin Comentarios

Casi todas las empresas españolas (87%) reconocen que la salud y el bienestar en el lugar de trabajo son aspectos importantes a la hora de atraer y retener el talento y mejorar el rendimiento de sus empleados. En esa línea, juega un papel fundamental la alimentación de los trabajadores, pero, según detecta el estudio “Nutrición Saludable en el Workplace”, realizado por la firma de integración de servicios generales ISS Iberia, nada menos que un 71,3% de las compañías consideran que no existe el suficiente conocimiento y concienciación por parte de las empresas y trabajadores sobre el impacto que tiene la alimentación en la productividad Alimentación en trabajo, de Pixabayde los empleados (según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, una nutrición inadecuada puede llegar a traducirse en un descenso de la productividad de hasta un 20%).

La investigación, que se apoya en entrevistas a 11 expertos de diversas disciplinas, en una encuesta a 500 empleados de firmas con más de 250 trabajadores y en un sondeo entre responsables de Recursos Humanos y Restauración, incide en que nada menos que el 85% % de los trabajadores (el 89,6% de las mujeres y el 80,6% de los varones) tiene interés en que la empresa facilite información sobre cómo tener una alimentación saludable en el lugar de trabajo. Para ello, una buena opción sería que las empresas incorporasen perfiles profesionales especialistas en nutrición y psicología, ya sea en plantilla o como asesores externos.

La realidad es que el 91,5% de los trabajadores consigue desconectar del trabajo a la hora de la comida, hábito recomendado por la mayoría de los expertos, frente a un 8,4% que come delante del ordenador mientras sigue trabajando. Entre los que sí desconectan, un 60,5% lo que hace es comer en compañía y charlar con los compañeros, mientras que otro 31% se dedica a comer solo, ya sea distrayéndose con algún elemento de ocio o concentrado en la comida, pero sin pensar en el trabajo.

Eso sí, un 58,5% de los trabajadores se muestran satisfechos con los recursos que ofrecen las empresas para la pausa de la comida. En ese sentido, no hay que olvidar, por ejemplo, que el comedor de empresa es clave para la adopción de hábitos saludables, y debe ser un espacio tranquilo, agradable y amplio que ayude a desconectar. Sin embargo, las demandas del 41,5% que conforman los trabajadores insatisfechos se dividen entre los que les gustaría disponer de una mejor oferta gastronómica y un espacio más adecuado donde comer, algo que apunta un 21% de los consultados (el 25% entre las mujeres, frente al 16% de los hombres) y los que reclaman mayor tiempo de pausa (11,4%). El porcentaje restante (9,2%) corresponde a trabajadores que consideran que, pese a reconocer que no disponen de todo lo necesario, no necesitan más.

Al respecto de la oferta gastronómica en el trabajo, el aspecto más relevante para los trabajadores es que se trate de una oferta sobre todo saludable (opción que obtiene una puntuación de 3,08 sobre un máximo de 4 puntos de interés), seguida por la información nutricional y de salud (2,66), mejorar el espacio para comer (2,20) y más tiempo para comer (2,06).

La encuesta a directivos de empresas españolas relacionados con la gestión de los recursos humanos recoge que la promoción de hábitos saludables es una cuestión que también preocupa a las propias compañías, aunque reconocen una falta de conocimiento general sobre la cuestión y apuntan a los hábitos culturales como la principal barrera para su implantación. Pero la verdad es que únicamente el 61,5% de los empleados aseguran que su empresa si realiza algún programa sobre alimentación saludable en el lugar de trabajo.

En cualquier caso, y al margen del caso particular de la nutrición, el estudio de ISS Iberia destaca como principales frenos de las empresas para el desarrollo de políticas efectivas de promoción de la salud los hábitos culturales poco adecuados (señalado por un 74,3%), la falta de conocimiento (56,4%), los costes de implantación (46,1%) y la poca implicación de las instituciones y un marco normativo poco favorable (30,7%). Y no hay que olvidar que, para que las políticas sean efectivas, deberían ir más allá de la alimentación y tener en cuenta factores tan diversos como los espacios físicos, los servicios de información y asesoramiento o la promoción del ejercicio físico.

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Sobre el autor

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